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viernes, 29 de noviembre de 2013

Gracias

Pensando, he caído en la cuenta de que hay demasiada tristeza, y me encantaría poder ayudar en algo a esas personas que lo ven todo negro y que no saben cómo sonreír. Pero qué hipócrita por mi parte. Yo antes era así. Todo estaba mal. Todo era triste. No había una sonrisa permanente en mi cara. ¿Y ahora? Ahora he descubierto que la felicidad se encuentra en cada uno. Todos la tenemos en el fondo. Pero también tiene que llegar alguien o algo para que haga despertar esa sonrisita, ese ápice de felicidad. Y aunque la felicidad está ahí, en nosotros, necesitamos un estímulo. Es un razonamiento estúpido, me dan ganas de reír porque está todo muy claro, desgraciadamente, hace 8 meses yo no lo veía así. Y me pasaba los días triste, deseando que pasasen las horas para empezar un nuevo día, y a su vez acabase. Siempre el mismo círculo, del que pensaba que no podría salir. Mis amigos me ayudaron, fueron una pieza fundamental, aunque yo lo haya visto mucho más tarde y no sepa agradecérselo. Por fin comencé a ver un poco esa felicidad de la que tanto hablan, aunque a veces seguía con los días negros, grises y de todos los colores. Y así, pasando mis días como quien ve pasar los trenes, conocí a alguien, alguien que me llenaba de felicidad. Y ahora lo sigue haciendo. Y ya no hay días malos, tal vez solo queden horas en las que todo va mal, o minutos. Y sé que pronto esas horas y esos minutos serán algo insignificante, y que solo pensaré en la tristeza en flashes, en momentos que vengan a mí durante segundos, porque simplemente están guardados en mi cabeza y nunca se irán.
Y quiero dar las gracias a todas las personas que me han hecho feliz o que han conseguido sacarme una sonrisa. Porque al final la vida es eso, sonrisas. Y aunque todo sea distinto, y haya cosas que van mal, tanto en mí como en los demás, espero que todos los que habéis conseguido sacarme del agujero en el que me encontraba seáis felices. Porque al final eso es lo importante. La felicidad está dentro de vosotros. Buscad a las personas que sepan cómo sacarla fuera para que os deis cuenta de lo afortunados que sois.

jueves, 28 de noviembre de 2013

"Carpe diem"

Esto es un texto que he encontrado en mi libro de Lengua, creo que no hay más descripción. "El lugar de la felicidad" de José Aguilar.

"Con ocasión del funeral de una persona querida recordé, hace poco, el sentencioso dictamen de Albert Camus: los hombres mueren sin saber por qué no han podido ser felices. A veces tiendo a pensar que no han podido ser felices porque han perdido demasiado tiempo y derrochando demasiadas energías buscando... la felicidad. Precisamente.
No comparto la moraleja del cuento aquel en que el rey encontró por fin a un hombre feliz, uno solo, y resultaba que no tenía camisa. Es un mito construido para consolar a los pobres y que no hagan la revolución. No se puede ser feliz cuando las necesidades básicas no están cubiertas, eso está claro. Pero es verdad que los seres humanos, una vez satisfecho el mínimo vital -que también es variable, porque mientras más se tiene, más se quiere-, nos empecinamos en definir la felicidad como el logro de una meta, y a ella supeditamos toda nuestra actividad.
Hay quien sitúa esa meta en la conquista del poder, quien anhela la acumulación de riqueza, quien pugna por el prestigio social y quien persigue la fama. Ocurre lo siguiente: o no se consigue el objetivo propuesto, con lo cual se acumula frustración y, por tanto, infelicidad, o se conquista lo deseado, y entonces uno se da cuenta de que no le llena del todo, que lo que parecía el no va más, apenas satisface las expectativas, que lo que se soñó maravilloso acaba pareciéndonos ramplón y minúsculo. Eso, sin contar con que todo resulta pasajero y circunstancial, y nunca dura tanto como nuestras ensoñaciones alimentaron.

Quizás todo es más simple y el destino de los sueños es deshacerse como azucarillos, sea porque no se consiguen o porque siempre necesitamos inventarnos quimeras nuevas. A todo esto, los años pasan y llegamos a alcanzar la sabiduría cuando ya no nos sirve para nada. Suele ser tarde, en efecto, cuando descubrimos -y muchos, ni eso- que la auténtica felicidad está en el camino y no en un destino concreto. Es en el camino, que inexorablemente conduce a la desaparición, tarde o temprano, donde se encuentran las cosas y las personas que podrían hacernos felices si supiéramos valorarlos en el momento en que los tenemos a nuestra disposición. Cualquier momento es feliz... con tal de que ya haya pasado, dijo no sé qué poeta.

¿Estamos condenados, pues? No necesariamente. Sólo hace falta para librarse de esta maldición una buena dosis de sentido común que nos libre de las tentaciones de la ambición y del inconformismo. Horacio lo recomendaba: 'Actúa sabiamente. Destila las uvas para el vino y, para tan breve tiempo, suprime las largas aspiraciones (...) Goza el día que vives, confiando lo menos que puedas en el que ha de venir'. Amén. En cambio, Sinhué el egipcio, lo entendió, como digo, demasiado tarde: 'No sé lo que quiero, pero sea lo que fuere, he estado buscándolo en lugares equivocados'. La vida es tan corta que conviene no equivocarse sobre el lugar de la felicidad, que no está en ninguna parte, sino dentro de cada cual."

viernes, 22 de noviembre de 2013

"No hay de qué preocuparse, ¿o sí?"

Superficialmente toda va bien, no hay de qué preocuparse. Hace tanto que no puedo expresarme como realmente quiero que me siento vacía y cansada. Y a veces las cosas no consiguen encajar. No puedo escribir, hay algo dentro de mí que no me deja. Supongo que tengo que encontrar qué es. Y después intentar vencerlo. Mientras tanto, Pedro Salinas:

No estás ya aquí. Lo que veo
de ti, cuerpo, es sombra, engaño.
El alma tuya se fue
donde tú te irás mañana.
Aún esta tarde me ofrece
falsos rehenes, sonrisas
vagas, ademanes lentos,
un amor ya distraído.
Pero tu intención de ir
te llevó donde querías
lejos de aquí, donde estás
diciéndome:
"aquí estoy contigo, mira"
Y me señalas la ausencia.

martes, 12 de noviembre de 2013

Hay que estar loca para no quererte

Hacía tanto que no te escribía que hasta lo echaba de menos.
“Habías entrado en mi vida como suele llegar el verano, sin avisar, con esa luz radiante que descubre uno por las mañanas”  

No voy a pedirte que no te vayas nunca, solo te retaré a que no lo hagas. Sólo eso. Así descubrirás todo lo que puedo llegar a darte y aún no te he dado. Todo lo que tengo no es gracias a ti, no es por ti, pero sí es para ti. Todo tuyo.
“Hay un momento, cuando te enamoras, en el que te sientes desprotegido. Pero es bonito. Estás ahí, sin chaleco antibalas, y te sientes libre. No piensas en el riesgo que corres porque solo piensas en sus ojos. Solo en eso. Qué más dará todo”