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viernes, 11 de septiembre de 2015

Hablar en pasado, no del pasado

Ya no sonreía tanto. Solo me quedaba sentada en la cama, esperando, que era como consumirse pero sin echar humo.Y el tiempo pasaba lento. Muy, muy lento. Los días se confundían, a veces un domingo podía durar una semana. Me miraba a los ojos en cada espejo y lo comprendí todo. Que estaba tan sola porque nunca había sabido estar con nadie. Ni siquiera conmigo misma. Rompía las cosas a mi paso. ¿Quién iba a querer estar con una catástrofe?
Todo se iba acumulando dentro, como cuando barres el polvo debajo de la alfombra. Nadie ve la suciedad que esconde lo que callas. Nadie. Como si fuese un carnaval y todos llevasen una máscara. No es que las apariencias engañen, es que no quieres saber nada de lo que es cierto.
Dolía. Era eso, que no me atrevía a luchar contra los monstruos. Cerraba los ojos y sentía la velocidad con la que lo iba perdiendo todo, mientras huía hacia no sabía dónde. Quizás a ningún sitio. Se puede escapar alejando lo demás de ti.

Aprendí a esconderme de mí misma,
pero siempre me encontraba.

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