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jueves, 29 de noviembre de 2012

Un nuevo día, la misma mierda.



Quiero que imagines a una mujer. Ella sale de su casa para ir al trabajo, o a la escuela. Imagina lo guapa que se ve al caminar, con un rostro inocente, que refleja el deseo a la vida, con un brillo en sus ojos que muestra su felicidad. De regreso a casa, o antes de llegar a la escuela un coche le cierra el camino. Se bajan tres hombres, los cuales uno de ellos la coge por el pelo, el otro de sus pies y la arrojan dentro del coche. La secuestran.  Imagina que llegan a una casa y entran a una de las habitaciones, ahí la tiran al suelo mientras la miran a la cara, que ahora refleja miedo.  Uno de los hombres se acerca a ella, le ata las manos y la recuesta en una mesa. Ella trata de defenderse. Él levanta su brazo, cierra la mano y golpea su nariz, después extiende nuevamente su brazo para darle otro golpe en la boca, para que así ella deje de gritar. Puedes imaginar a esta joven: grita mientras está siendo golpeada, grita con voz quebrantada y con lágrimas en su rostro.  Él empieza a violarla, pero al terminar no acaba el martirio, pues en la habitación hay dos hombres más.  Se acerca otro de ellos, está fumando y a paga el cigarro en los brazos de ella. Empieza a morder sus senos, golpea sus brazos y empieza a violarla. Así los tres hombres la torturan.
Al terminar la tiran al suelo...le dan patadas para dejarla tirada, bañada en sangre,  violada...tratada con la más profunda crueldad.  Ella sigue sufriendo por 1, 2, 3,4 días…hasta que sus atacantes se dan cuenta de que ella no resiste mas y deciden matarla. Uno de ellos pone las manos alrededor de su cuello para estrangularla,  a pesar de que está golpeada trata de defenderse pero no puede y él cumple con su objetivo. Pero a los otros dos no les parece suficiente así que se acerca otro de ellos, la toma por la cara para girarla bruscamente y desnucarla.
Ahí esta su cuerpo sin vida, con la nariz fracturada, los labios reventados, sus ojos golpeados, sus brazos con quemaduras de cigarros, las piernas con cicatrices,  sus muñecas muestran huellas de ataduras y sus senos carcomidos. Envuelven el cuerpo en una manta, la suben al coche, y se dirigen a un terreno para dejar su cuerpo ahí. El dolor aun no termina, pues falta que la familia se entere de lo que acaba de sufrir la joven. 
Es por esto que estamos cambiando de actitud, no revelándonos contra la sociedad.

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