Páginas

viernes, 23 de octubre de 2015

Serendipia

"Descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta"
Antes, cuando conocíamos a alguien, el miedo era a terminar. Ahora, aunque encontremos a una persona que nos encante, el miedo es a empezar. Andamos por la vida de los demás haciendo turismo, los conocemos y ya tenemos ganas de huir. Porque es normal, si nos quedamos mucho tiempo en un sitio, tenemos que mudarnos a él, y eso supone un peso tan grande que hacemos rápidamente las maletas, y nos vamos a hacer turismo por otros lugares, por otras camas.
Y en medio de todo ese turismo, estabas tú. No es que buscase algo distinto a lo que tú tenías, es que no buscaba nada. Y, de una manera afortunada e inesperada, te descubrí a ti. Serendipia. Ahora no tengo ganas de seguir haciendo turismo por la vida de otros. No tengo miedo de visitar una ciudad y quedarme a vivir en ella, no tengo esa necesidad de hacer rápidamente las maletas. No quiero huir.
Esto es lo que has conseguido darme.

viernes, 9 de octubre de 2015

Resurgiendo

Ya no estoy triste, sin duda. De la tristeza se sale como se despierta uno de un mal sueño: de repente, sin saber cómo.
Quiero empezar otras historias, centrarme en mí misma, conocer a personas que me llenen el pecho de esperanza.
Estoy cambiando de hábitos y principios, creciendo, resurgiendo, con la vista puesta en el presente y en el futuro. Y tú te lo estás perdiendo.
Deberías verme, la revolución solo ocurre una vez.


sábado, 3 de octubre de 2015

Solo hay que encontrarlas

A veces, ciertas personas tienen licencia para dolerte por dentro, para acariciarte el alma. A veces, te bajan la sábana sin pedirte permiso, sin saber hasta dónde o hasta cuándo. A veces te escuecen dentro, y otras veces, se convierten en magia. Porque hay quien sabe ser magia, aunque nunca llegue a saberlo.


jueves, 1 de octubre de 2015

Es todo tan complicado últimamente


¿Qué podemos hacer? Cómo conseguir sobrevivir sin ir dejándose la vida por ahí, por las calles, en los bares y en las camas, en mitad de los abrazos y las despedidas. O entre tanta gente que, por mucho que te mire a los ojos, no consigue ver la persona que eres.
Es ridículo que trate de fingir que no me importa. Claro que me importa. Me importa porque miro al futuro y me parece un salto al vacío.