Páginas

viernes, 16 de noviembre de 2018

Sin motivos y también por mil razones

Me haces feliz, inmensamente feliz, por eso me encanta estar contigo. Pero no te equivoques, mi felicidad no depende de ti, ni es algo que deba preocuparte. Porque me haces muy feliz, y con eso sobra.
Me encanta pasar tiempo contigo. Me encanta cuando hablamos de cualquier cosa, cuando nos reímos tanto que hasta nos duele, cuando nos hacemos fotos haciendo el imbécil, cuando nos tumbamos en mi cama y cuando no hacemos absolutamente nada, aunque lo estemos haciendo todo. Pero no pasaría todo el tiempo del mundo contigo. Hay momentos que tengo que vivir sola o acompañada de otras personas.
Y pensarás «por qué me escribes entonces si es para decirme esto». Pues porque quiero que sepas, que a pesar de todo, puedo decir que eres lo mejor que me llevo de estos meses, de esta vida. No sé qué pensaré mañana, pero hoy no tengo problema en decirte que me gustaría despertarme cualquier mañana contigo y haberte dado todas las buenas noches que necesites. Y hoy, no quiero hacer eso con nadie más que no seas .
Y esta soy yo. No como esas chicas que venden en las películas. Yo no sé cocinar algo que no sean unos macarrones con tomate, todo no me queda bien y no voy a renunciar a mi vida por ti. No haría cualquier cosa por ti, pero sí estaría dispuesta a hacer mucho más de lo que me podría haber imaginado. Que tengo gustos, aficiones y una larga lista de imperfecciones, y puedes vivir con ellas o puedes vivir sin mí. Y espero que seas quien creo que eres para afrontarlas.
Porque yo, desde luego, puedo vivir sin ti, pero no quiero. Porque después de tanto tiempo he entendido que lo bonito es escoger estar al lado de alguien porque quieres y no porque lo necesites. Puede sonar fuerte decir esto, pero a lo que me refiero es que podría estar en cualquier lugar, y sin embargo, contigo es con quien quiero estar.

sábado, 13 de octubre de 2018

Inspiración

Después de meses sin escribir, un sábado a las 3:10 de la mañana he sentido la necesidad de hacerlo. En cuatro horas tengo que estar lista para coger un vuelo y no dejo de dar vueltas en la cama.
El motivo es que me quedé sin palabras para explicar mis pensamientos y sentimientos hace tanto tiempo que me acostumbré a vivir así. Comencé a ser un poco cobarde y a no salir de mi zona de confort. Dejé de ser revolución.
Pero ya no. Ahora todo es diferente. Hace tres semanas todo cambió. Y ahora, gracias a eso, aquí está mi inspiración.
Así que quiero hablaros del motivo de estas letras.
Para variar, no sé cómo explicar lo que él significa para mí. Es revolución cada vez que sonríe, alguien que adora volar, que cree que vuela muy bajito pero no se da cuenta de que vive tocando el cielo. Y ayudando a que cualquiera que esté con él lo alcance. Es magia cuando canta, cuando ríe, cuando sueña, magia de la que se tiene que vivir al menos una vez en la vida. Yo no puedo ser más afortunada.
Él es quien te pregunta a cada instante qué estás pensando, y tú no eres capaz de explicarle que cada vez que le dices «en nada», estás pensando en todo. Porque es maravilloso mirarlo mientras piensas en todo, aunque solo estés pensando en él.

Ojalá algún día encuentre las palabras adecuadas.
Él sigue siendo inexplicable. Inefable. Como lo que yo siento por él. Como lo que él me hace sentir.

miércoles, 28 de febrero de 2018

Relaciones de pareja

Estoy haciendo mi trabajo de fin de carrera para la universidad y me sería de gran ayuda si pudieras contestar al siguiente cuestionario sobre las relaciones de pareja. Es totalmente voluntario y anónimo, y no lleva más de 10 minutos. El único requisito es tener o haber tenido alguna relación de pareja. ¡Muchísimas gracias y un besito!

sábado, 24 de febrero de 2018

Para todas las que tenemos miedo

Anoche llegué a casa tarde, como cualquier otro viernes. Cuando estaba esperando al autobús (a las 3 de la mañana) unos desgraciados en coche se pararon al lado, se bajaron y comenzaron a pedirme, no de muy buenas formas, que subiera con ellos, que ellos me llevaban donde hiciera falta y que podríamos pasarlo bien. Yo, hasta ese momento, ya me lo había pasado genial.
No había nadie más.
Esta es una historia real, a muchas por desgracia os sonará, pero no vengo aquí a escribir sobre eso. Sobre lo vulnerables que nos sentimos por el simple hecho de ser mujer. Sobre el miedo que tenemos al volver solas a casa de noche. No vengo a hablar de eso ni de todo lo que me podría haber pasado si dos chicas no hubieran aparecido para coger el mismo autobús. Los desgraciados decidieron que tres mujeres eran demasiado para ellos, no porque no tuvieran para todas, sino porque no tenían cojones de intimidar y obligar a tres mujeres que ya no les tenían miedo. Los cobardes se fueron, insultándonos, cómo no. Porque si no queremos irnos con ellos somos unas putas, pero si lo hacemos también lo somos. Somos todas unas putas, hagamos lo que hagamos.
Estoy cansada, pero ya no tengo miedo. Vengo a hablar de esas chicas, que no me dejaron sola en el autobús y que me acompañaron hasta la puerta de mi casa, porque casualmente vivíamos cerca. Y "porque si entre nosotras no nos ayudamos, nadie lo va a hacer". Eso me dijeron, pero me entristece más que me alegra. No debería existir la necesidad de tener que ayudarnos, no deberíamos pasar por esto.
Esto tiene que acabar. No quiero volver a casa con miedo. No quiero atemorizarme pensando en lo que podría haber pasado si esas chicas hubieran llegado 10 minutos más tarde. No quiero imaginar dónde podría estar yo ahora. Esto tiene que acabar, pero por desgracia no va a hacerlo solo porque yo escriba, tú escribas o todos escribamos sobre ello.
¿Cómo y cuándo acabará?


De camino a casa quiero ser libre,
no valiente