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jueves, 3 de enero de 2013

El principio del fin


-Pues eso, que a lo mejor las cosas, tarde o temprano, se acaban.
-Las cosas no se acaban si uno no quiere. ¿Sabes qué pasa? Que eres un puto egoísta. Lo quieres todo. En la vida se cede. Hay que ceder cojones. No se puede tener todo. No se puede tener a una chica maravillosa en casa y querer tirarse a otra. Tienes que elegir, tío. Como en los libros de “escoge tu propia aventura”
-No me jodas. En esos libros todos hacíamos trampas. Mirábamos adónde nos llevaba una elección y luego mirábamos la contraria para ver cuál era la buena.
-Eso es porque tú eras un tramposo. Aquí no hay vuelta atrás, ya has elegido.
-Es que yo…joder, lo quiero todo. ¿Eso es tan malo?
-No, malo no, es normal. Pero pregúntate: ¿por qué lo quieres todo?
-No sé, tengo miedo a no volver a sentir nunca más esto. Aún podría enamorarme más veces…
-¿Pero qué miedo tienes? Hay gente que no tiene la suerte de vivirlo en toda su vida.
-No sé, es como en las fiestas. Cuando llegas hay mil oportunidades, pero luego va pasando el rato, bailas, cruzas miradas…y de repente llega el último baile. Y ahora tengo la sensación de que ella y yo estamos bailando ese último baile, y que la fiesta ya pasó, y yo quiero más fiesta.
-A ti lo que te pasa es que, además de ser un imbécil, eres un egoísta y un gilipollas. No sabes apreciar lo que tienes. Cuando no la tenías era increíble, pero ahora que la tienes, ahora que es lo normal, ahora que te quiere, ya no sabes apreciarla. 

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