-Pues eso, que a
lo mejor las cosas, tarde o temprano, se acaban.
-Las cosas no se
acaban si uno no quiere. ¿Sabes qué pasa? Que eres un puto egoísta. Lo quieres
todo. En la vida se cede. Hay que ceder cojones. No se puede tener todo. No se
puede tener a una chica maravillosa en casa y querer tirarse a otra. Tienes que
elegir, tío. Como en los libros de “escoge tu propia aventura”
-No me jodas. En
esos libros todos hacíamos trampas. Mirábamos adónde nos llevaba una elección y
luego mirábamos la contraria para ver cuál era la buena.
-Eso es porque tú
eras un tramposo. Aquí no hay vuelta atrás, ya has elegido.
-Es que yo…joder,
lo quiero todo. ¿Eso es tan malo?
-No, malo no, es
normal. Pero pregúntate: ¿por qué lo quieres todo?
-No sé, tengo
miedo a no volver a sentir nunca más esto. Aún podría enamorarme más veces…
-¿Pero qué miedo
tienes? Hay gente que no tiene la suerte de vivirlo en toda su vida.
-No sé, es como
en las fiestas. Cuando llegas hay mil oportunidades, pero luego va pasando el
rato, bailas, cruzas miradas…y de repente llega el último baile. Y ahora tengo
la sensación de que ella y yo estamos bailando ese último baile, y que la
fiesta ya pasó, y yo quiero más fiesta.
-A ti lo que te
pasa es que, además de ser un imbécil, eres un egoísta y un gilipollas. No
sabes apreciar lo que tienes. Cuando no la tenías era increíble, pero ahora que
la tienes, ahora que es lo normal, ahora que te quiere, ya no sabes apreciarla.
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