Hoy, para variar, vengo a hablar de algo que me hace feliz. De ti. Y lo cierto es que no sé cómo hacerlo, temo no encontrar las palabras adecuadas para expresar lo bien que me encuentro contigo. No puedo mentir y decir que en mi vida todo es perfecto, porque no es así, algunas cosas siguen siendo un desastre, pero desde que llegaste, ese desastre no es tan malo, merece un poco la pena.
Recuerdo cuando me agarraste la mano, ahí lo supe. Esa era la pieza que me faltaba. Contigo estaba completa. Como si todo lo malo no existiera. Como si gracias a ti se hubiera esfumado todo el dolor. Como si el pasado se hubiera vuelto insignificante.
Me gustas porque no eres perfecto, porque llegaste
justamente cuando no te esperaba. Me gustan las personas que llegan así, de
repente, esas que sacuden tu vida.
Y cuando te digo que te quiero, te lo digo
en serio. No sé cuándo te volviste tan importante, ni tampoco sé por qué desde
que estás aquí soy un poco más feliz. No sé por qué, la verdad es que me lo he
preguntado mil veces. Pero me gusta. No me importan las razones, lo importante
es que estás aquí. Y que no te quieres ir.
Yo tampoco quiero que te vayas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario