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lunes, 27 de abril de 2015

El mundo sin ti sigue existiendo. De alguna forma.

"Lo peor de que se vayan, después de que lo hagan sin ti, es que lo dejen todo contigo.
Os voy a decir algo. Cuando a uno se le acaba el amor y al otro no, el otro, de repente, parece desconocerlo todo de la vida. A mí me quedaba mucho amor, muchas ciudades que visitar con él, muchas camas donde dormir a su lado. En definitiva, me quedó demasiado futuro. Un futuro sin futuro. Una lista con cosas que hacer, totalmente deshecha.
Es difícil volver a querer, ahora las promesas me parecen bonitas formas de joderse la vida. Si un chico guapo me sonríe, yo voy a pedirme otra copa. Ya no sé. Ya no sé hacer las cosas mejor de lo mal que se me está dando. Supongo que esto le pasará a mucha gente: el haberse convertido en un lugar al que solo se puede acceder desde dentro. Es contradictorio. La cuestión es que ya no hay amor que me emocione, ni días que viviría dos veces, ni siquiera soy yo casi nunca"



martes, 21 de abril de 2015

Esto suena a despedida

Solo quiero que a quien quieras sepa quererte como te mereces. Que sepa que te está robando del futuro de otras personas, del mío. Si lo pienso me resulta triste. Pero ante todo quiero que seas feliz, qué voy a decirte, aunque no sea yo quien domine tu sonrisa, quien sepa cuándo o cómo formarla en tu boca.
Es duro dejar ir a alguien cuando durante mucho tiempo te hiciste para recibirlo, como si tus brazos y todo tu cuerpo se hubiesen ido haciendo a la forma de su cuerpo. Como una playa a su mar, como un otoño al viento, o un cielo para quien desea escapar.
Eso es lo importante, que no vuelvas a llorar, que al hablarte de la soledad no puedas recordarla, que si tienes frío vaya alguien y te lo quite antes de que se te meta en el cuerpo, y llegue hasta el corazón y se quede allí.
También quiero que cuando quieras recuerdes que estás dejando de querer a otras así, a mí. Si lo pienso me resulta triste.
Esto suena a despedida. Y sí, también espero que algún día vuelvas a pensar que una flor lo arregla todo.
Hasta entonces, un beso.



domingo, 19 de abril de 2015

Me leéis en un mal momento

Si los que empezáis a leer esto sois personas enamoradas, dejad de hacerlo. No me leáis. Es todo una farsa, el amor, todo. Es muy bonito mientras dura, pero nadie te dice qué pasa cuando acaba. Yo os lo diré. El final llega con un adiós, demasiado frío y rápido para la relación tan larga que habéis tenido. Y después de eso no os volvéis a ver el pelo, no habláis, dejáis de existir el uno para el otro. Después de hacer el amor un día, al día siguiente decide que ya no te quiere, que ya no es lo mismo, que se acabó. Un día lo sois todo, y al siguiente nada. Todos esos planes que teníais se van a la mierda con ese adiós. Pero no solo los planes, también las fotos, los regalos, los recuerdos. Tu vida. Todo a la mierda porque uno de los dos decidió que ya era hora de marcharse, pero en ningún momento pidió opinión al que se queda (yo).  Entonces, ¿qué hay de cierto en todo eso del amor? Nada tienen que ver dos personas que hacen el amor con dos personas que se dejan. Todo cambia en un día, y lo peor es cuando no lo ves venir.

Por tanto, ¿cómo estáis seguros de que no os pasará a vosotros? Y la respuesta NO es «porque nos queremos», porque nosotros también nos queríamos, y nos llegó el final. No hay respuesta correcta, os puede pasar en cualquier momento. Así que solo deseo que cuando os llegue, lo hayáis visto venir para que no os peguéis una buena hostia.
Mientras tanto, yo seguiré aquí, intentando recomponer nuestra historia para saber en qué momento se jodió todo. A ver si así la veo venir. La hostia, digo.

jueves, 16 de abril de 2015

Te escribo porque si hablo lloraré

Mi amor,
yo me iré
y tú sabrás cuidar las flores
que no te regalé.
Escribirás sobre todos mis huecos
cuando descubras que mi peso reside
en el aire que mueves en las calles
y en las comisuras alzadas de tu boca
y en las cosas que aprendas sin mí.

Te levantarás sin mi mano
y el suelo no volverá a extrañarte,
y entenderás que mi ida solo fue
un empujón a la espalda de tu vida.

No te asustes:
volverás a descubrir el sueño
detrás de las flores
y conseguirás ser la luz de tu futuro.

Tú volverás a mirarte en el espejo
mientras alguien te cura mi herida.

Yo me quedaré en tus ojos
y en la punta de tus dedos
y en todas esas cosas que dejes de recordar.


Así será.
Yo no estaré.
Tú, pronto, te irás.

sábado, 11 de abril de 2015

La triste historia de tu cuerpo sobre el mío

Esta es la historia que cuenta que te fuiste un lunes 9 por la noche. Tuvimos una despedida triste, el viento de mi barrio puso el broche. Fue triste, como hacer un testamento. Tan triste como un pez en un lavabo. Tan rápida como el resentimiento que sienten sus pulmones: quien se siente abandonado.
Así acabó, punto y final de aquella historia indescriptible. La triste historia de tu cuerpo sobre el mío. 556 noches que podrían resumirse en dos corazones arrojándose al vacío. Viviendo tan deprisa no pudimos darnos cuenta de que un corazón que corre desfallece en un latido. Y a veces pone demasiadas trampas la cabeza, y aquel que sólo busca intensidad está perdido. Perdido porque la pasión se acaba y no hay vacuna, perdido por dejar mi cuerpo atado a tu cintura.
Y ahora tendré que inventarme otro camino, tirar algunos miedos al lavabo. Romper los límites en que creímos porque nos limitaban demasiado.
Estuve tanto tiempo en el invierno, estuve tanto tiempo confundido, que tuve que esconderme en un cuaderno, lanzándote letras a la cara, pero vino el porvenir y recogió mi corazón de la basura. Cuando dejé de hacer preguntas a las fotos llegó el perdón. ¿Por qué buscar culpables a estas alturas? Si odiar no arregla un corazón que ya está roto.



lunes, 6 de abril de 2015

¿Recuerdas?

Cuando me tumbaba en la cama a tu lado, tan a tu lado que nuestros lados se confundían, o cuando mi piel tocaba tu piel y no había espacio entre los dos ni para el oxígeno, entonces yo conseguía ser yo misma. Me soltaba el pelo, nos buscábamos los pies bajo las sábanas, te agarraba con mis piernas y te empujaba hacia mí, éramos imanes. Éramos eternos.



jueves, 2 de abril de 2015

24 días sin ti. 24 entradas de cine.

He vuelto a ir por los sitios a los que íbamos juntos. A comer en los mismos bares. He vuelto a tumbarme en la cama una tarde cualquiera y no hacer nada (aunque no estuviera tu espalda para contar lunares). He vuelto a ver en mi casa algunas de las películas que teníamos que ver juntos, y no me ha importado. He vuelto a escuchar la radio, nuestras canciones. He vuelto a escribir, aunque ya no esperando un comentario tuyo o una respuesta.
Pero aún no he podido ir al cine. No quiero seguir coleccionando entradas si no estás tú. Con 24 ya tengo suficiente, no quiero tener 25 o más si no las puedo compartir contigo.