Lo que más pesa es saber que pudimos haber hecho las cosas de otra forma. Ya no mejor ni peor, sino de otra forma. Podría haberte dicho más veces lo mucho que te quería y lo feliz que era contigo. Podría haber peleado menos y haberte abrazado más. Habernos montado más en moto. Hacer todas esas cosas que querías que hiciéramos y yo no, simplemente porque me acomodé. Porque me acostumbré a la rutina, a tenerte fácil, y ni por un momento pensé que te fueras a ir de mi lado. Porque siempre me prometiste que nunca te irías, y qué irónico, otro domingo que no estás. Pero yo sigo aquí, y qué putada que no pueda sin ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario