Que venga a por mí y me recoja en sus brazos amables. Que me
diga que hoy soy especial. Que no haga que me esconda de lo que llevo dentro.
Que me apriete fuerte y me sonría con amor.
Mi secreto pesa. Lo llevo atado al cuello con una soga que
cada día aprieta un poco más. Siento esa cuerda invisible cuando ando, cuando
tiemblo y cuando estoy en mi cuarto en la soledad de una noche que no me deja
dormir.
Quisiera ser feliz, pero no puedo. No puedo. Y prometo a
todo el mundo que quiero: quiero ser feliz. De verdad. Pero, ¿puede serlo
alguien sabiendo que no puede tener lo que más desea?
No hay comentarios:
Publicar un comentario