A veces pienso que habría que dejar que todo pase solo, que las cosas ocurran, que el destino siga su curso para ver qué te depara. Otras veces pienso que tienes que luchar y procurar conseguir lo que quieres con todas fuerzas. Pero cuando miro hacia atrás nunca sé reconstruir lo que realmente ha pasado, averiguar las causas o razones que me han llevado a comportarme de cierta manera. Entonces vuelvo a hacer planes de futuro y siempre tengo dos ideas contrarias en la cabeza: una me dice que deje que las cosas pasen; la otra, que luche. Y al final no hago ni una cosa ni la otra, sigo decidiéndome entre las dos. Pero ahora he comprendido que eso es lo que vale, que así seré siempre, pues de no haberme comportado de ese modo, ahora mismo no sería quien soy.
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