-Tengo algo importante que decirte y quiero que tengas la
seguridad de que no es una broma. El otro día me dolió muchísimo lo que dijiste
sobre mí. Somos amigos desde hace mucho tiempo y eres la única persona que ha
creído en mí y me ha apoyado al cien por cien. Creía firmemente que me conocías
y que eras capaz de ver en mi interior, pero lo que dijiste me devolvió una
imagen de mí que no me gustó nada. Me horrorizó que me vieras como un tío
insensible al que lo único que le importa es su físico. Le he dado muchas
vueltas estos días y me cuesta creer que en todos estos años lo único que hayas
sacado de mí sea eso, porque no se ajusta en absoluto a la realidad. Sé que
parece que soy muy superficial y que todo me da igual, pero pensé que tú eras
capaz de ver más allá. Lo que quiero decirte es que me he derrumbado, porque
llevo tiempo esforzándome en mejorar, intentando centrarme y madurar, y es que
pensé que de ese modo podría llegar a…no sé…a gustarte y a empezar algo juntos.
Siempre me dices que es un error enrollarse con las amigas porque todo se
estropea y que soy especialista en romper amistades, pero no quiero que solo
seas mi amiga, no puedo soportarlo. Llevaba meses pensando que lo nuestro
podría funcionar y sintiendo que cada vez estábamos más cerca y que poco a poco
tú también ibas sintiendo algo por mí, pero ya no sé qué pensar. A lo mejor te
parezco un imbécil por decirte todo esto, pero tenía que hacerlo. No sé qué va
a ser de nosotros a partir de ahora, pero necesitaba contártelo: estoy
enamorado de ti. No puedo callármelo más. Me encanta lo lista que eres, me
vuelve loco esa forma de ser tuya, de llevarte bien con todo el mundo, de
ayudar siempre a los demás sin pensar en ti, me gusta tu sentido del humor, y
tu sonrisa permanente. Te quiero niña, y desde hace mucho tiempo llenas toda mi
vida.
-Yo…no sé por dónde empezar. Supongo que en primer lugar
quiero pedirte perdón por lo que te dije. Ni por asomo lo pienso, solo quería
fastidiarte un poco, pero me pasé y siento muchísimo que te doliera tanto. No
pienso que solo seas un tío guapo, tampoco creo que seas superficial…pero
tenemos maneras distintas de ver la vida. Tú vives el momento, disfrutas del
instante y tu proyección en el tiempo no pasa de los dos días. Y ya sabes cómo
soy yo, que necesito tenerlo todo controlado y pensar las consecuencias de
todas las cosas, por mínimas que sean. Sé que soy una obsesa del control, pero
no puedo evitarlo, igual que tú no puedes evitar pensar en el aquí y ahora. Me
encantaría aprender de ti para disfrutar más, pero en cuanto levanto los pies
del suelo, me da miedo y vuelvo a
agarrarme con fuerza para no perderme. Estoy hecha un flan, porque creo que lo
nuestro se desquebraja y no quiero perderte. Si te pierdo me voy a arrepentir
el resto de mi vida porque tú eres lo mejor que tengo y te necesito muchísimo,
porque nadie me cuida como tú lo haces, ni me mima tanto, ni me llena de
atenciones, ni me ve tan especial. Y mil veces me pregunto qué será lo que ves
en mí, porque no soy ni la cuarta parte de lo que tú eres. Eres inteligente,
divertido, eres bueno, cariñoso… Y aunque sabía que algún día íbamos a tener
que sentarnos a hablar de nosotros, no quería que llegara ese momento, porque
ya nada va a ser igual que antes y a mí me gustaba mucho, y de momento me
bastaba...porque me asusta tener algo más contigo. El caso es que estoy hecha
un lío, porque llevo mucho tiempo soñando que pase esto, pero ahora, si
pudiera, daría marcha atrás para que todo siguiera como antes…Oye, ¿me estás
escuchando? - Él sonrió y comenzó a fingir que roncaba - ¿Te estás riendo de
mí? ¿Has escuchado lo que te estaba diciendo?
-Sí, te he escuchado, pero no has dicho nada de lo que
quiero oír…
-¿Y qué quieres oír? – preguntó con la voz entrecortada.
Él acercó los labios a su oído y susurró:
-Te quiero, eso es lo único que tienes que decir.
-Pero…
-Dímelo – susurró – Dime que me quieres.
-Te quiero – dijo al fin – Te quiero, te quiero, te quiero…
No hay comentarios:
Publicar un comentario