Él es como un atardecer en otoño, con una suave brisa, y con
esa luz…esa luz que parece que dure años. Esa luz que parece magia. Estás
feliz, y no sabes muy bien por qué, pero tampoco te importa. Eres feliz. Y estás
ahí, quieta, y no desearías estar en cualquier otra parte. El tiempo parece que
se detiene. El mundo parece que desaparezca. Y tú, ya no eres tú, formas parte
de ese instante. Eres ese instante, y te es imposible dejar de sonreír como una
tonta, porque sientes que no necesitas nada más, que podrías vivir de ese aire.
Te sientes tan libre que incluso podrías llorar. No importa nada. Nada. No
existe el dolor o la tristeza. No sabes qué es eso, lo has olvidado
completamente. Sólo sientes gratitud. Apenas parpadeas. Todo es tan bonito. Tan…de
otro mundo. Pero sigue siendo el mismo mundo. Y eso es lo más maravilloso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario